Un Presidente con Suerte

Toluca, México.

La suerte del Presidente es un elemento subjetivo que nada de relevante debe tener en la vida de una nación. Cuando la suerte se traduce en una constante aprobación por arriba de los 50 puntos porcentuales, la continua mala racha del país puede palidecer ante el espejismo de una aparente y contante victoria moral. Cabe mencionar que en ese entendimiento de la realidad los resultados son tan “certeros” como la respuesta a la Consulta Popular, de constitucionalidad forzada, para juzgar a los expresidentes por delitos ya prescritos. No se capturo a un Poder, nada de eso, el poder, más bien se dejó capturar.

Más aún, para ese hombre con tanta suerte y ese pueblo bueno y sabio -que es por demás afortunado en tenerlo como su encarnación-, el desmantelamiento gubernamental, la falta de estado de derecho o las malas decisiones, pasan a un segundo plano. Lo importante es destruir el antiguo régimen y hacer juicios, no de carácter legal, eso no importa, sino populares que aviven el resentimiento que es tan necesario para el mandato legislativo de esa mayoría informe de un Movimiento denominado MORENA.

Sin embargo, la realidad económica global, tan caprichosa o más que el conservador REFORMA o el neoliberal Financial Times o el injerencista The Economist, contradice de manera sistemática a todas y cada una de las afirmaciones del Presidente. Para qué sirve la claridad de pensamiento si se tiene una Fé con letras mayúsculas, de preferencia ciega, a un proyecto de renovación moral de gran calado y muy muy muy austero. ¿Qué no saben que México es una Isla o bien un archipiélago con una sola puerta que se ubica en Palacio Nacional?

Y ante preguntas que opacan la suerte, respuestas que reflejan los alcances de la redención.

¿Para qué cambiar el rumbo y reasignar el gasto público?, si los proyectos de infraestructura son la columna de ese templo de desarrollo económico incluyente que es la 4 T.

En cada columna de ese ateneo del México redimido hay una contradicción que trasciende al más mínimo análisis de costo beneficio: Un Aeropuerto fuera de los criterios básicos de aeronáutica con 200 mamuts que lo atestiguan. Una Refinería, que cuando deje de inundarse, se terminará a mediados de esta década, cuando en California se presentará una Ley para prohibir los autos de gasolina y diésel a partir de 2035. Un Tren que remonta el concepto de impacto ambiental, planeación y retorno de inversión pero que está autorizado por la Madre Tierra y repartido por asignación directa a intereses muy terrenales. Es más, el único proyecto que hace sentido, el Corredor Transístmico, es el menos contemplado como prioritario y nota al calce, el más barato.

Que conste que hoy no hablamos de la Epidemia con casi 820 mil casos acumulados o de competir por el primer lugar con el número de asesinatos derivados de las actividades del Crimen Organizado. Abrazos no balazos y san se acabó, es la directriz.

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