La Utopía de la Democracia en Tiempos del Recuerdo

Toluca, México. En México estamos viviendo los tiempos de cambio más parecidos al pasado que la administración pública tenga memoria, evoca al pasado cómo el punto de llegada al presente tras una batalla constante entre las fuerzas del bien y el mal.

En la narrativa del Jefe del Ejecutivo, el pasado histórico y las conductas morales de sus héroes, sujetas a una evaluación subjetiva, se proyecta como la máxima aspiración moralmente necesaria para el país. Sin duda la materialización de esa utopía del recuerdo, choca con la realidad encontrándose con críticas que viven en el presente y que con mucha razón están preocupadas por la cotidianidad en tiempos de epidemia, inmediata recesión, destrucción de valor, pérdida de empleos, desmantelamiento institucional y persecución por parte del aparato público.

Durante años sociedad civil, grupos de izquierda, movimientos de derecha y todos quienes acusaron los vicios políticos en los que incurrieron durante el periodo neoliberal, sufrían terrible represión para manifestar sus inconformidades e incluso persecución para acallarlos.

Estas expresiones lucharon sin temor, sin tregua y sin hartazgo para que su voz fuera escuchada y a través de los años representada en los poderes de la unión, y de manera particular en los diferentes organismos autónomos que garantizan en mayor medida los medios de impugnación y defensa de la ciudadanía en su conjunto contra los abusos de quienes están en el ejercicio del poder público, tal como lo hicieron los héroes de La Guerra de Reforma y los revolucionarios, a quienes evoca cotidianamente el presidente.

El logro en conjunto fue materializado en 1997 con el nacimiento de una verdadera democracia representativa y en el 2000 con la alternancia en el poder. Más aún, el 2018 marca el cierre de viejos mitos sociales y en un contexto de derrumbe de la partidocracia un frente amplio de ciudadanos acompaño al presidente López Obrador a refrendar la alternancia como una acción colectiva de hartazgo ante los excesos del poder.

Transcurridos 18 meses de esta Administración, lejos quedaron las expectativas de consolidar un gobierno más ciudadano, alejado de las decisiones unipersonales, que se basa en la transparencia y las mejores prácticas administrativas, respetuoso de la normatividad, pero sobre todo receptivo a la crítica que es propia de cualquier democracia funcional.

Por el contrario y más al estilo del gobierno autoritario de los años 70’s, tenemos un visible retroceso donde el titular del ejecutivo hace acusación, casi a diario, de los ataques que atribuye a sus adversarios, quienes después de perder los beneficios que gozaban, tratan de denostarlo, de evidenciar e incluso inventar que las determinaciones de gobierno son en retroceso del bienestar de la ciudadanía y del país en su conjunto.

Pierde de vista el presidente que todas las opiniones objetivas o no, son resultado de inconformidades que trascienden en grupos de la sociedad que en el tiempo se convierten en motores de cambio, como el propio movimiento que lo llevó al poder.

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