Quintana Roo, Mexico.
En el artículo previo mencioné algunos medios no convencionales expresados en el libro “Guerra sin restricciones”. Si tomamos por ejemplo, dentro del apartado de Guerra Tecnológica, en específico la red de telefonía celular 5G por ejemplo, las implicaciones son mayores a saber quien tiene la mayor transmisión de datos al menor precio. Una red 5G amigable permite la ejecución programas y apps libremente.
En todo el Siglo XX, el denominado “Occidente” estableció los estándares de las tecnologías de mayor uso en el planeta. El establecimiento de estándares ofrece una protección tecnológica más allá de patentes y secretos industriales, forzando al consumidor a adquirir equipos compartibles. Algunos componentes y equipos tienen protecciones geoestratégicas cuando son denominadas “de uso dual”. Lo que significa que tienen usos civiles y militares, y solo se les confían a los elegidos.
Este tipo de tecnologías ha permitido a compañías de “Occidente” y en casos a algunos gobiernos restringir las tecnologías de alto impacto económico a países que no son aliados o socios estratégicos. Dando pie al uso geopolítico del acceso a las nuevas tecnologías. Bajo este contexto es de esperar que la red 5G, por sus capacidades de interconectar un elevado número de dispositivos, información que transita en ella y bajo un enfoque de guerra sin restricciones también tenga un uso dual no declarado, y que quien establezca el estándar gozará de ventajas geoestratégicas sobre sus rivales, además de poder “observar” a los agentes y la información que comparten, sin descartar la posibilidad de influir “indirectamente” a los agentes (inteligencia artificial, information warfare).