El reciclaje del patrimonio construido

Lima, Peru.

Mucho se habla en estos tiempos sobre un futuro diferente. Se habla de nuevas profesiones y oficios, de nuevas formas de interrelacionarnos, de la necesidad de espacios diferentes para ser habitados y de una distribución de las actividades en el territorio distinta a la que podemos ver ahora en nuestras ciudades.

Cuando leemos o escuchamos sobre estos planteamientos de cambio, muchas veces nos imaginamos que quienes los hacen están dibujando sobre una página en blanco. Pero la realidad no es así. Lo cierto es que esos cambios llegarán para implantarse sobre las ciudades que ya tenemos  y eso nos lleva a preguntarnos: ante las nuevas necesidades, ante los nuevos requerimientos ¿qué hacemos con el patrimonio construido que nos que nos lega el pasado?

En todas nuestras ciudades existen edificaciones y espacios públicos, incluso redes de servicios y mobiliario urbano que deben ser preservados, bien por su valor artístico o cultural, bien porque expresan los valores o la técnica de un momento histórico o simplemente porque forman parte de la memoria de la gente y esa memoria es parte de lo que nos une como sociedad, de lo que nos aglutina y nos identifica. Necesitamos saber de dónde venimos para saber a dónde vamos. Pero también, porque ese patrimonio construido representa una cantidad enorme de recursos producto del trabajo y el ahorro de generaciones, lo cual es aún más relevante en ciudades como las latinoamericanas, siempre escasas de recursos.

En estos tiempos de mensajes electrónicos, el antiguo edificio de correos de Nueva York (J. Farley Building de 1914) acaba de reinaugurarse el primer día del 2021, reciclándose como el nuevo anexo de la  estación de trenes de  Pensilvania (Moynihan Hall), oficinas de Facebook y zonas comerciales. En esa misma ciudad se habla de una nueva etapa del High Line, un muy exitoso proyecto que recicló vías férreas elevadas, en desuso durante décadas por el cambio de los antiguos usos industriales y portuarios en zonas residenciales y comerciales, en espacios públicos para el disfrute de vecinos y turistas. Según anunció el Alcalde de la ciudad en días pasados, ambos proyectos van a conectarse en el futuro.

Ya comienza a hablarse del reciclaje de grandes edificios de oficinas en edificaciones multiuso, con una fuerte presencia de vivienda multifamiliar, ante la decreciente demanda de edificios corporativos en el centro de las ciudades, ahora que en muchas empresas se ha descubierto que al menos una parte del trabajo puede hacerse en remoto y que se apunta a la existencia de varias subsedes de menor tamaño y en diferentes ubicaciones interconectadas en contra de las grandes oficinas corporativas centralizadas que fueron la norma hasta ahora en muchas empresas.

¿Cuántas oportunidades nos ofrece el patrimonio construido en las ciudades de nuestra región para generar nueva oferta de vivienda y servicios? ¿Cuánto de lo que las empresas no necesitarán en el futuro marcado por lo digital puede reutilizarse para otros fines?

El reciclaje y el futuro parecen estar en la misma oración cuando pensamos en eso que ahora llaman la nueva realidad. 

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