CDMX, Mexico.
La convergencia de los profesionales vinculados a la planificación urbana con los especialistas del transporte ha logrado tener un éxito importante en la optimización de los recursos aplicados al diseño de las ciudades y su movilidad. La búsqueda de soluciones concertadas e integrales a la complejidad de lo urbano, ha contribuido en la sostenibilidad de las ciudades y de los propios sistemas de transporte en los que se invierte, haciéndolos más eficientes.
En la evolución de la planeación de las ciudades se comprueba un desarrollo por separado de los componentes de la estructura urbana y el transporte.
En las décadas de los 60 y 70, la planificación urbana promovió la separación de los usos del suelo por zonas y la vialidad permitía la interconexión entre ellas, obligando a realizar desplazamientos diarios entre éstas para el desarrollo de las distintas actividades. Los análisis eran por ámbitos territoriales y los instrumentos de regulación establecían las intensidades y condiciones de construcción para cada ámbito y cada zona.
Este concepto por zonas de usos diferenciados derivó en la búsqueda de soluciones para mejorar la infraestructura de conexión entre ellas. De tal manera, para la movilidad, se inició por los planes viales, abocados a aumentar la capacidad de las vías utilizadas por el vehículo privado. Posteriormente, se consideró optimizar la infraestructura vial, a través mejoras a la operación del tránsito (años 70 y 80), hasta luego determinar que la solución más eficiente era desarrollar los sistemas de transporte colectivo (años 80 y 90), para movilizar la mayor cantidad de usuarios con menos requerimientos de espacio urbano y menos consumo de energía. Así, se evolucionó de los Planes Viales, a los Planes de Tránsito, y luego a los Planes de Transporte, hasta elaborar los Planes Integrales de Transporte y Tránsito.
En aras de la sostenibilidad ambiental (años 2000), se desarrolló la búsqueda de soluciones ambientalmente más amigables y se demostró la importancia de vincular las políticas de desarrollo urbano con las de movilidad, con miras a disminuir la cantidad de desplazamientos entre las zonas y aminorar la cantidad de viajes en vehículos automotores. De allí resultaron los denominados Planes Integrales de Movilidad Urbana (PIMU) y los PIMU Sustentables (PIMUS).
De tal forma, la planificación urbana y la planificación del transporte fueron tomando áreas de aproximación hasta lograrse su confluencia en las prácticas de los Desarrollos Orientados al Transporte (DOT), que recientemente se les ha agregado también la denominación de Sustentables (DOTS).
Aunque el modelo parte de la experiencia europea con sus políticas de recuperación de los cascos urbanos, la priorización del peatón y la restricción del uso del transporte privado, el concepto y el desarrollo de metodologías para su implementación ha sido empoderado en Norteamérica.
En EEUU destaca que el Departamento de Transporte (U.S. Department Of Transportation), a través de la Administración de Transporte Federal (Federal Transit Administration), cuenta con un programa específico de ayuda técnica y financiera a las comunidades en la implantación de Desarrollos Orientados al Transporte.
En la implementación de los proyectos de DOT se observa un énfasis en la definición de políticas a nivel de ciudad estableciendo, como punto de partida la definición de un marco institucional normativo que establezca regulaciones e incentivos para el desarrollo de este tipo de proyectos y, a partir de allí, identificar áreas con potencial para la implantación de los mismos.