ODS 2: Hambre Cero y el papel de los agricultores

Lima, Peru.

Según el Programa Mundial de Alimentos, alrededor de 135 millones de personas padecen hambre severa, debido principalmente a los conflictos causados por los seres humanos, el cambio climático y las recesiones económicas. La pandemia de COVID-19 podría duplicar ahora esa cifra y sumar unos 130 millones de personas más que estarían en riesgo de padecer hambre severa a finales de 2020. (ONU-ODS-A2030, 2020)   

Para conseguir el ODS 2 “Hambre Cero” resulta indispensable que los Estados comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible aseguren entre otras cosas la seguridad alimentaria.

La Organización para la Alimentación y la Agricultura ha sugerido a los Países entre otras cosas: “Apoyar la capacidad de los pequeños productores para aumentar la producción de alimentos” Siempre me he preguntado ¿Qué es más importante para sobrevivir: poseer un celular o tener un plato de arroz en la mesa? La respuesta es evidente, pero, por otro lado, si lo importante son los alimentos ¿por qué gana más la directora de una empresa de softwares o una abogada, que una agricultora?

Hemos modificado, por no decir, pervertido, nuestros hábitos y nuestras prioridades para el desarrollo humano que hoy en día con la pandemia, nos pasan factura a nuestra comunidad global. Pero también estamos frente a una oportunidad de oro para reformular nuestras prioridades y la dinámica del comercio para devolver a la tierra, y a la gente que la trabaja, el lugar que se merecen: el centro de la riqueza.

500 millones de pequeñas granjas en todo el mundo, la mayoría aún con producción de secano, proporcionan hasta el 80 por ciento de los alimentos que se consumen en gran parte del mundo en desarrollo. (ONU-ODS-A2030, 2020)

En algunas teorías sobre desarrollo de los años 90 ya se hablaba de volver a lo básico y a lo “natural”, tendencia que se viene dando sobre todo con los alimentos llamados orgánicos o por ejemplo en el concepto de comercio justo.

Las políticas públicas para conseguir esto, deberán estar encaminadas en la promoción de la vuelta a la tierra, dotando de modos y medios de producción, además de asegurar que las poblaciones rurales tengan acceso a los mismos servicios públicos y privados que las de las grandes urbes. Todo un reto pero que seguro merecerá la pena.

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