LA VERDAD NO ES IMPORTANTE. LO IMPORTANTE ES MI VERDAD

Talavera de la Reina, Toledo-España.

La disputa  del sentido de las creencias y los valores de los ciudadanos, con fines político/electorales, es lo que se ha dado en llamar la “guerra cultural”.  Y hoy, pese a la magnitud del campo de batalla que ofrecen las redes sociales y a que sus disparos son más retóricos que otra cosa, cada vez suenan más fuerte y más cerca. Habría que empezar a preocuparse.

Un nuevo e ilustrativo episodio de esta guerra cultural es el que se está produciendo en España a propósito de la no asistencia del Rey  a la entrega de los despachos a la 69 promoción de la Escuela Judicial de Barcelona; celebrada el pasado 25 de septiembre. Y ello con independencia de cuál sea la auténtica verdad de dicha ausencia  y su desarrollo en el tiempo.

A raíz de una información, según la cual el Jefe del Estado no asistiría al acto por decisión del gobierno, todo ha sido un despropósito y los contendientes han iniciado una de sus mayores ofensivas bélicas hasta el momento.

La derecha se ha lanzado a por el gobierno,  bajo  pretexto de la necesidad de defender a la institución monárquica y al rey, frente al propio gobierno. Por otro lado, una parte del gobierno de coalición, los ministros de Podemos, se han lanzado contra la monarquía, cuestionando su proceder y su legitimidad  democrática y hablando de la necesidad de que se abra un debate sobre la forma de Estado. A todo esto, el Rey y el Presidente del Gobierno, haciendo un ejercicio de discreción y respeto absoluto.

Pero que le importa a unos y a otros la verdad de las cosas. ¡Qué más da  cual fuera la razón por la que el Jefe del Estado no asistió a este acto! ¡Qué más da cual fue el contenido real de la comunicación que la Jefatura del Estado mandó al Consejo General del Poder Judicial, anunciando su no asistencia al acto! ¡Qué más da si la decisión de esta no asistencia fue impuesta, consensuada o medio pensionista. ¡Qué qué más da cuales fueran realmente las palabras del rey al Presidente del CGPJ al finalizar el acto!  Y ¡qué más da si con esa actitud se hace el juego al presidente del CGPJ, que al parecer tiene mucho que justificar al respecto, y se perjudica a aquello que se dice defender.  

Una vez más, como ha ocurrido en infinidad de veces a lo largo de la historia, la verdad no importa. Lo que realmente importa es cómo se puede manipular la realidad, para hacerla coincidir con determinados  intereses políticos e incluso personales, y cómo  se puede, con ello, mover los sentimientos de las gentes para hacerles creer  que somos el  mejor  defensor de sus intereses, aunque no conozca, ni me importe,  cuales son.

Y mientras tanto, España en plena segunda ola de la COVID-19, en la que, nuevamente, muchas personas con nombre y apellido sufren sus consecuencias. Y lo que es peor aún, haciendo de esta segunda ola de la pandemia, un nuevo frente de la guerra ideológica desatada.

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