CDMX, Mexico.
La migración mundial es un gran reto, que como ya he dicho en varias ocasiones, el reto se basa en que la población emigrada y la población del país receptor, como sus respectivos gobiernos, actúen de una manera que no genere fricciones y, que la convivencia esté basada en el respeto a la diversidad y mucha, pero mucha tolerancia.
Hace dos semanas, en México hemos sido testigos de la dispersión de caravanas migrantes de centro y sudamericanos que intentan llegar a Estados Unidos a través de México, y esta dispersión fue realizada por un cuerpo de seguridad del Estado, la Guardia Nacional junto a trabajadores del Instituto Nacional de Migración, organismo gubernamental que se encarga de regular la entrada y salida de los extranjeros en México.
Las escenas fueron dramáticas pues la violencia tanto verbal como física fueron, desde mi punto de vista humano, desproporcionadas. Gente corriendo con niños, funcionarios gritando palabras violentas y golpes innecesarios.
Es claro que el Gobierno de México esta decidido a intentar persuadir a los inmigrantes para que no lleguen a la frontera norte de México. Y esto es debido a un acuerdo entre el Gobierno de México y el Gobierno de los Estados Unidos de América.
Ahora bien, ¿es necesaria la violencia? ¿son necesarios los golpes y la falta de sensibilidad por parte de los funcionarios? Me queda claro que no, pero los compromisos políticos y económicos resultan más importantes que las personas y los derechos humanos.
“Regular” el tránsito de los inmigrantes no es una tarea sencilla, sin embargo, las formas en cómo se hace sin duda pueden tener muchas variantes, la violencia nunca ha sido una buena opción.
Pero no solo me inquieta y preocupa el hecho de que se violen los derechos humanos de las personas migrantes, me preocupa también el doble discurso del gobierno de México que un día dice: Bienvenidos migrantes, y al otro les da de porrazos.
En el año 2018, el entonces presidente electo de México, López Obrador decía: “Hay opciones, hay alternativas. No se trata sólo de eso (dejar pasar la caravana), se trata de dar opciones, de dar alternativas, de que quienes salen de sus pueblos tengan oportunidades de trabajo, nosotros en México, a partir del 1 de diciembre, vamos a ofrecer empleo, trabajo a migrantes centroamericanos, ese es un plan que tenemos; que el que quiera trabajar en nuestro país, va a tener apoyo, va a tener una visa de trabajo, estamos viendo eso. (Jorge Monroy en el diario “El Economista” 17 de octubre de 2018)
¿Seguirá viéndolo así a su tercer año de gobierno?