CDMX, Mexico.
Las redes o medios sociales de la internet han revolucionado nuestras vidas, al menos para los que tenemos acceso a ellas de manera regular, sin olvidar que hay gente “feliz” que no tiene acceso a ellas. Sí, podemos ser felices sin estas redes sociales, aunque no tengo una memoria tan fresca de cuando no los había, sé que hay más allá.
Algoritmo son las órdenes o normas de un programa informático que da respuestas a estímulos y estímulos para dar respuestas a los que estamos empleando este programa informático. Lo explico en palabras sencillas: si uno comienza a ver publicidad de, por ejemplo, zapatillas deportivas, no tardará el algoritmo en proyectarnos constantemente publicidad de diversas marcas de ropa deportiva, carreras, gafas y un largo etcétera. Pero esta publicidad también nos seducirá con publicidad que nos invita a sentirnos poderosos, que nos motiva a tener todo lo que aparece por nuestro espejo negro que refleja nuestros rostros cuando estamos frente a nuestro teléfono inteligente o nuestro ordenador.
La combinación algoritmo-dopamina es casi letal para el promedio de los seres humanos que tenemos una vida activa en los medios sociales, y así es como nos encontramos deseándolo todo, comprando todo lo que nos venden en la red y siendo presos de estos deseos, más que consumidores en libertad.
Esto de engancharse al algoritmo y a la dopamina quizá no resulte una mala idea siempre y cuando no olvidemos que aun hay espacio para la libertad. Se ha dicho en diversas ocasiones que la internet es una especie de trampa de la que no podemos salir por lo adictiva que puede llegar a ser.
Veo dos cosas importantes a reflexionar sobre estos temas: 1) todo en exceso no es una buena idea, por lo que deberíamos empezar a reeducarnos para no caer en estos radicalismos y; 2) recordar en todo que tenemos libertad para todo, incluso para liberarnos de la dopamina, esto resulta importante de cara a que nos mantengamos como consumidores libres.
Finalmente es nuestra decisión tomar nuestros aparatos electrónicos, conectarnos, navegar y en su caso desconectarnos. Ya es tiempo de ponerle un poco de libertad también al mundo de la internet, pues hay mil maneras de generar dopamina, esa sustancia que nos brinda placer, también la podemos producir leyendo un libro, haciendo deporte o simplemente tener una charla.
Así a esta ecuación, algoritmo-dopamina, libertad, libertad para no ser esclavos de un mundo que, por cierto, no es real.