Ourense, España.
Hace poco leía que el ser humano se reinventa cada siete años, especialmente en las primeras décadas de su vida, aunque hay personas que con 60 años se siguen atreviendo a darle un giro a su existencia.
Mirando a mi alrededor, me doy cuenta de que los profesionales más exitosos son los que nunca se conforman, los que cada determinado tiempo necesitan volver a empezar. En un mundo donde lo valorado es la mentalidad “funcionarial” del inmovilismo, del no mojarse en la orilla por miedo a perder quién sabe qué, muchos buenos profesionales se auto condenan al hastío, aburrimiento y estancamiento por no querer salir de la zona de confort. Paradójicamente, la zona de confort puede llegar a ser la zona de incomodidad a la que nos acostumbremos. Estamos tristes y agotados física y mentalmente, pero la perspectiva de un cambio nos aterra. Entonces, empiezan los pensamientos tóxicos: deseamos que llegue la anhelada jubilación; condenamos al compañero/a que asciende; al emprendedor/a que con su esfuerzo logra sacar su negocio adelante. Por el camino, nos centramos en la envidia, olvidando crear nuestros propios objetivos. Perdemos la ilusión y la visión de conjunto por vivir enfoscados en la energía de lo que no nos gusta. Levantarse por la mañana es una tortura y los lunes, el infierno.
Sin embargo, otras personas deciden dar el salto cuando dejan de ser felices con aquello que hacen: cambian de trabajo, empiezan un nuevo proyecto… No hay mayor inyección de ganas que creer en un nuevo objetivo profesional. Las ganas, unidas a poner en valor el bagaje laboral y personal, dan el impulso definitivo para trazar y acometer un nuevo plan.
Para tener siempre una salida abierta, es importante cuidar la marca personal, como seguro de vida, aunque creas que ahora todo va bien. Estar en las redes sociales, crear contenido de valor, intercambiar con otras personas… Te están viendo continuamente, incluso cuando no te muestras. Hay profesionales que llevan años cuidando su marca, lo que les ha ayudado a encontrar nuevas oportunidades profesionales, en un mundo cada vez más en red, deslocalizado, freelance y tecnologizado.
Otros, empiezan ahora a trabajar su marca, en busca de un nuevo reto. Nunca es tarde para contarle al mundo tu experiencia y conocimientos a través de tu propuesta de valor.
Es cuestión de plantearse el camino de la construcción de marca personal como una carrera de fondo, para ser coherentes con lo que queremos a largo plazo.
Os contaré que recientemente me he aficionado al senderismo (quién me diría que madrugaría un domingo para subir a un monte). El caso es que el senderismo me ha enseñado auténticas lecciones de vida: los pequeños pasos, pero firmes, permiten alcanzar un objetivo que a priori parece muy difícil. Es cuestión de entrenar la fortaleza mental (y prepararse).
Ahora pregúntate si lo que haces va en consonancia con la visión que tienes de ti mismo/a en el futuro. Si no es así, ¿qué puedes hacer para cambiar?
Excelentes reflexiones, la cuestión es: ¿Cómo vencemos el miedo?
Saludos Ruth