Monterrey, Mexico.
Recuerdo cuando veía la serie “Los Años Maravillosos” y el papá de Kevin llegaba de la oficina de mal humor y aporreando la puerta. Odiaba su trabajo, no le gustaba tener superiores y el desgaste emocional era muy grande. Todos en la casa sufrían con esa actitud tan difícil interpretada por el actor Daniel Lauria. Ese problema no es algo que solo se vea en la tele. Es una realidad que termina destruyendo hogares, cuerpos saludables y vidas felices. ¿Por qué ir a trabajar tiene que ser tan difícil? Tal vez la sociedad le da mucho valor. En el lecho de muerte nunca nadie ha dicho: Ojalá y hubiera pasado más tiempo trabajando.
A veces la historia se acelera y el individuo cobra más importancia que la comunidad. En tiempos como hoy los gerentes de la oficina de recursos humanos están buscando aumentar el salario emocional, retener el talento y encontrar a los mejores candidatos. Se hacen muchas pruebas psicométricas, se revisa la educación de las personas y la tolerancia a tomar decisiones bajo presión. Los líderes proactivos, los egresados de universidades prestigiadas y los publirrelacionistas naturales son los más cotizados. El premio por tener estas cualidades son un sueldo elevado y un trabajo de 12 horas diarias. ¿Te gusta?
Al poco tiempo viene el problema: A pesar de todas esas ventajas el joven Millennial renuncia. Nadie entiende porqué y ocurre un gran alboroto en la empresa: ¿Acaso no somos suficientemente buenos? De repente llegan de nuevo los expertos a hacer métricas de satisfacción y tratar de encontrar el hilo negro. La noticia sale al aire de que esta generación de jóvenes no se ponen la camisa de la empresa y el trabajo no significa nada para ellos. Se les acusa de preferir vivir sin compromisos: es mejor tener un perro que un hijo. ¿Por qué una generación entera ha decidido no darle valor al esfuerzo de las organizaciones?
El primer tema que los directores deben de considerar es que los Millennials no son “X” o Boomers. El tema de la vocación personal hoy ha tomado mucha más importancia que antes. Existen 4 tipos de personalidades en el ámbito laboral: sanguíneos, coléricos, flemáticos y melancólicos. Es de suma importancia saber reconocer la personalidad y la vocación de cada aspirante para encontrar su lugar en la empresa. También hay que realizar una descripción de puestos que considere el tipo de liderazgo que se requiere.
No se le puede exigir a un líder social trabajar de contador en una oficina oscura.