Merida, Yucatan.
No es poco común encontrar miles de artículos en todas las redes sociales que mencionan que no hay que ser un jefe o un líder, y claramente con esto pulverizan toda creencia en las gerencias antiguas. Déjenme decirles que en muchos casos es cierto; sin embargo, en muchos casos ponen a la figura del jefe como el lobo feroz, y claramente siempre será el malo si solo se escucha la versión de Caperucita.
Acá el tema que tenemos que entender es que el liderazgo es un carrera sin fin. Nunca dejas de evolucionar, nadie nos enseña y a veces hay que tomar decisiones poco populares, pero necesarias, y que vienen con la responsabilidad de encabezar diferentes grupos hacia un único fin, que es compartirles una misión poderosa o un ¿por qué de lo que hacemos? Algo que los unifique como pegamento, alineando sus acciones a lo que muchas veces quiere una organización o a lo que el individuo aspira.
Pero quiero que sepan, que aspirar a ser líder en el mundo emprendedor y empresarial es un error. Realmente no se debe aspirar a ser un gran líder como objetivo final, o el Jedi Master, al contrario. La última meta, debe ser volverte un arquitecto. Sí, tal como lo escuchaste, “un diseñador del mundo”.
Déjame te explico: mientras tu compañía crece o quieres construir de manera segura diferentes fuentes de ingresos, es clave que dejes de jugar a ser la estrella del equipo. No puedes seguir siendo el jugador estrella, realmente tienes que salirte del juego. Y uno de los errores más grandes de los líderes auténticos es que se nutren del protagonismo, ya que su ego realmente lo necesita; pero si sigues en la batalla, solo podrás ganar una de muchas. Mientras más logres distanciarte de las operaciones más podrás aspirar a ganar una guerra. Así que tienes que construir equipos, diseñarlos y guiarlos, no dirigirlos.
Déjenme decirles que en mis muchos años de encabezar equipos de trabajo de todo tipo, una de mis herramientas más poderosas para poder ganarme el respeto, era el ejemplo, y esto va en contra de todo lo que siempre se promulga. Reitero, eso está bien para los líderes pero no para los arquitectos. Los arquitectos se encargan de reclutar al mejor equipo, y esto significa no reunir personas o personalidades, sino personas con súperpoderes que entre ellos se complementen y que el producto final sea extremadamente poderoso.
Aparte implica darles libertad de decisión a los miembros de tu equipo, empoderarlos. Se escucha sencillo, pero es más difícil de lo que se cree, porque solo existen dos ingredientes básicos para que esto funcione:
- Confianza y…
- No pensar que son tú, deja de aspirar a que los demás piensen como tu lo haces.
Después de haber reclutado y empoderado, tienes que darles un sistema de juego, ya sea de planeación estratégica con ciertas guías para que ellos decidan cómo llevar a cabo una meta, una visión, y quizás, tú como arquitecto decides cuáles son las metas y los fines, pero los ¿cómo? lo deciden ellos. También es importante la comunicación: establecer canales de confianza. Un formato en el cual ellos sientan que pueden decirte lo que sea, para que así crezcan ambos.
Tienes que asegurarte que al liderar contrates líderes. Sí, como escuchaste, líderes fuertes que te hagan ganar el campeonato, en cada área. Tienes que tener lo mejor, y no se trata de pagar bien o mal, se trata de tener relaciones ganar-ganar.
Y si te estas preguntando qué vas a hacer tú para conseguir esto… Bueno ponte a buscar nuevas oportunidades de negocio o genera alianzas que potencialicen tu negocio a niveles increíbles, déjalos operar!!.