Ourense, Galicia-España.
A lo largo de mi trayectoria profesional he conocido muchas personas increíbles.
Me refiero a esas personas que tienen que abandonarlo todo, todo lo que conocen, su vida, su casa, su familia, sus amistades… para poder seguir en otro lugar, normalmente demasiado lejos. Los motivos son diversos, aunque hay un denominador común: la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones.
Muchas de estas personas vienen de América Latina y que, aprovechando los lazos comunes y la lengua, intentan que sea un poquito más fácil encontrar una vida mejor en España. Aunque no hay camino fácil cuando tienes que dejar tu lugar y emprender una odisea para darte la oportunidad de vivir en un sitio nuevo.
Otras personas increíbles vienen de países con una lengua y culturas diferentes, lo cual supone una barrera extra para la comunicación y para la integración. Pero las barreras más complicadas de superar son las que vienen de la mano de los propios congéneres y de la ignorancia, de unos discursos completamente sesgados que hacen sentir la discriminación de ser diferente, de pertenecer a otro lugar, a otra cultura… Sobre todo, nos recuerda la poca empatía que destilan, reduciendo la condición humana a un mero nivel económico o un estatus social determinado.
Porque muchas de estas personas increíbles se ocupan principalmente en trabajos poco especializados, poco reconocidos (que no por ello menos importantes) y que están más expuestos a la ruindad de algunos. Nos olvidamos demasiado pronto que casi cualquier familia conocida (incluida la propia) tiene parientes que han marchado emigrados a otros países buscando esa segunda oportunidad, con mayor o menor fortuna, y que seguramente hayan sido, o aún sean, personas increíbles.
Estas personas increíbles tienen el súper poder de dar a valer su actitud frente a cualquier adversidad, de la rapidez para adaptarse a cada situación. Y de la elasticidad para reinventarse, además de una vista extraordinaria que les permite ver las oportunidades más escondidas y recónditas que atraen a su campo de fuerza. Incluso se hacen invisibles mientras dejan tras de sí una estela enorme de dignidad, gratitud y de buen hacer como ciudadanía.
Mi más sincero reconocimiento a estas personas, valientes e increíbles.
Comparto tu punto de vista. Nunca he creído en las líneas trazadas en un mapa, eso que llaman fronteras. No sólo creo en la acogida si no también en el mestizaje, porque al fin y a la postre, todos somos mestizos. Otra cosa son las razones de su desarraigo. Eso daría para todo un debate. Salud.
Comparto contigo la empatía con estas gentes venidas de allende los mares y de las que he conocido no pocas, americanas y africanas. Nunca he creído en esas líneas trazadas en un mapa que llamamos fronteras y siempre he creído en los beneficios del mestizaje, tanto cultural como racial. Las causas y razones por las que dejan su origen ya sería cosa de un gran debate. Salud.
Todos en este planeta cuando nacemos somos iguales .solo las condiciones de vida y el país donde vivimos nos hace ser diferentes . Planeta sólo hay uno y ser humano igual tenemos todo el derecho de buscar mejoras condiciones de vida en cualquier parte del mundo .