Monterrey, Mexico.
El jefe llega a la oficina y la gente murmura: – “Parece que viene de mal humor” otros dicen: – “Estamos mejor sin él, total no sirve para nada”. Los más lastimados emocionalmente se expresan de él como un ego gigante, pero sin materia gris. Sin embargo, el líder no se da cuenta y al parecer le importa poco. Él solo piensa en tener los objetivos a tiempo y complacer a sus superiores. El próximo año se abren los libros de ascensos y eso es todo lo que ocupa el espacio de su cerebro. Los miembros más sabios de su equipo han aprendido que la actitud es superior a las emociones.
Las metas y los objetivos, planteados desde la perspectiva del éxito a cualquier cosa, pueden hacerle mucho daño a tu proyecto. Es importante guardar los equilibrios para no terminar con equipos de trabajo que para lograr el “numerito” acaban usando maquillaje. Definitivamente es responsabilidad de los líderes cuidar la moral de la tropa y mantener la salud mental en alto. Pero también los que están en la línea de batalla tienen obligaciones consigo mismos y esto es por su bien. En tiempos como hoy las circunstancias son terribles. Aun así, en el peor de los días, la actitud es tarea de cada uno.
Cuando en la oficina todo parece ir en contra y además la empresa está en problemas es importante mantener un estado de calma. Mortificarse por aquellos temas que no están a nuestro alcance es una pérdida de energía que no deja nada a cambio. Para poder ser imperturbable el primer paso es reconocer que depende de ti y que le toca otros. Toda tu energía debe concentrarse en tus responsabilidades. Si el jefe cortó con su novia y anda de mal humor no es problema tuyo. Es un proceso que él tiene que vivir y a ti se te debe de resbalar.
La actitud es superior a las emociones porque te permite mantener la razón. Ante lo más fuerte de la tormenta hay que permanecer humilde y buscar lo positivo. Los estoicos hablan de siempre vivir siendo la mejor versión de uno mismo. Y el principal enemigo, el que busca desbordarte emocionalmente, es el ego. Cada vez que sientes que todo va contra ti le estás dando mucha importancia a las circunstancias. Si haces a un lado la soberbia y te centras en tus responsabilidades nunca más serás molestado por las malas actitudes de tu jefe. Piensa en tu salud y en tu familia. Ellos merecen lo mejor de ti.